DESPERTAR.

 


Esto de leer un texto supone ir contracorriente: no es rápido, no se puede deslizar con el dedo para pasar a otra imagen o vídeo en un scrolling infinito, requiere más esfuerzo mental que las imágenes atractivas que encontramos en las redes sociales, etc.

 Por ello, gracias por hacer una pequeña pausa en tu rutina diaria. Te invito cordialmente a parar y sosegar la mente y cuerpo con la lectura.

 

 "¡No corras, vete despacio, que a donde tienes que llegar es a ti mismo!".

 —Juan Ramón Jiménez.


Déjame contarte esta breve historia:

Un mendigo estuvo junto a una carretera durante más de treinta años. Un día, un desconocido pasó por allí.


—¿Una limosna? —murmuró el mendigo, alargando mecánicamente su gorra.


—No tengo nada que darte —dijo el desconocido, que preguntó a continuación—. ¿Sobre qué estás sentado?


—Nada —respondió el mendigo—. Solo una vieja caja. He estado sentado en ella desde no sé cuándo.


—¿Has mirado alguna vez dentro? —preguntó el desconocido.


—No —dijo el mendigo—. ¿Para qué? No hay nada dentro.


—Pues echa una mirada —insistió el desconocido.


El mendigo consiguió abrir la tapa. Con infinita sorpresa, incredulidad y dicha vio que la caja estaba llena de oro.

El poder del ahora (E. Tolle)

Todas las personas somos como ese mendigo que vive ignorando nuestro gran tesoro: no dentro de una caja, como en el cuento, sino en otro lugar más cercano como es en nuestro interior. Buscamos fuera migajas de placer o satisfacción, de estima, seguridad o amor, cuando dentro tenemos un tesoro que es mucho más grande que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.


Qué mayor tesoro es sentir la unidad con el Ser, sentirnos conectados con algo inconmensurable, indestructible, amoroso, que es mucho mayor que nosotros, pero que es esencialmente yo mismo. E. Tolle nos recuerda que cuando estamos presentes, cuando nuestra atención está plena e intensamente en el AHORA, puedes sentir esa belleza interior.

Una buena pregunta que podemos plantearnos con cierta frecuencia es: 

¿estoy relajado en este momento?

 o también: 

¿qué está ocurriendo dentro de mí en este instante?  

De esta forma, nos estamos interesando al menos tanto por lo que ocurre dentro de ti como por lo que pasa fuera. Un gran ejercicio.

Pensemos que la contaminación del planeta sólo es el reflejo externo de una contaminación psíquica interna: millones de individuos inconscientes que no se responsabilizan de su propio espacio interior. Lo que ocurre dentro, sucede fuera...limpiemos la contaminación interna y dejaremos de generar malestar y polución externa.




 También la vida nos puede invitar a mirar adentro. A veces, en medio del ruido del mundo, algo en lo más profundo de nuestro ser nos llama. No es una voz que se escuche con los oídos: es un susurro que se siente en el pecho, una vibración sutil que no se impone, pero insiste. Es el alma recordándonos que no vinimos solo a sobrevivir, a correr tras lo inmediato, a repetir rutinas día tras día: vinimos a despertar.


No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer
de tu vida algo extraordinario.

«No te detengas» (anónimo)

Cuando se habla de algo profundo, de esa parte que da cierto pudor nombrar como es la espiritualidad, vamos contra-corriente también. Pero no estamos hablando de una religión ni de un dogma: es un reencuentro, es mirar hacia adentro con humildad y reconocer que hay algo más allá de lo visible, algo enorme en nuestro interior. Es un orden invisible, una armonía que sostiene al caos; y en ese orden cada uno tiene un lugar, un propósito, un latido que le es propio.





Tal vez ya sea tiempo de volver. Volver al centro, al origen, a esa parte de nosotras que no se puede tocar pero que todo lo siente. Esa parte que no muere, que no envejece, que simplemente es, y desde la cual vemos el mundo de una forma asombrosa, maravillosa, a pesar de los sufrimientos materiales que existen.

La espiritualidad no está separada del pensar, pero nos enseña a pensar con el alma, a dejar que la mente sea una herramienta y no una cárcel.


No se trata de rechazar la mente, sino de invitarla a alinearse. El espíritu enciende la visión, pero es la mente serena la que la vuelve puente, decisión, realidad. Es como una danza sutil: el alma marca el ritmo y la mente lo convierte en movimiento.


Cuando se armonizan, la vida deja de ser una serie de esfuerzos dispersos y se vuelve creación consciente. Ya no hay lucha interna, hay dirección. Ya no hay vacío, hay propósito.


Entonces comprendemos: lo profundo no está reñido con lo práctico, lo sutil puede volverse concreto. La espiritualidad no es huida del mundo, sino una forma más sabia y amorosa de habitarlo.


Porque al final, no se trata de aprender a volar, sino de recordar que siempre supimos cómo hacerlo. Y de tener el valor de extender las alas… con la mente despierta y el alma encendida.




Machado ya lo sabía:

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.

Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;

y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.

Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Anoche cuando dormía (Antonio Machado)


GRACIAS por leer desde ese lugar que no se ve, ahí donde empieza el verdadero regreso al Origen.

GRACIAS por despertar a la verdadera realidad.

 


 


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