Píldora 9: El río secreto del nervio vago.

 


Quiero invitarte a descubrir un aliado silencioso que late en cada una de nosotras: el nervio vago. Este nervio, el más largo del sistema parasimpático, recorre el cuerpo como un río subterráneo que conecta cerebro, corazón, pulmones e intestino. Regula la respiración, el ritmo cardíaco, la digestión y hasta la manera en que gestionamos el estrés.

🌸 El nervio vago y la ciencia de la calma

La investigación en neurociencia y psiconeuroinmunología ha demostrado que un buen tono vagal está relacionado con:

  • Menor ansiedad y estrés.

  • Mejor regulación emocional en el aula.

  • Mayor claridad mental y capacidad de concentración.

  • Un sistema inmune más fuerte.

Cuando cuidamos este nervio, activamos el sistema nervioso parasimpático (modo descanso y digestión), lo que nos permite salir del estado de alerta crónica en el que muchas veces vivimos las y los docentes.

En este blog ya hemos desarrollado propuestas sobre caminar descalzos o ponernos en modo avión que son muy buenas para activar nuestro nervio vago.

Pero ahora vamos a desarrollar una propuesta original: cómo vamos a estimularlo a través de lo que comemos cada día.

Para ello voy a utilizar varias imágenes o metáforas que describen lo que os quiero invitar a probar y que va a mejorar el bienestar docente.


⚖️ La balanza de lo que comemos

Imagina una balanza. De un lado, colocamos aquello que enturbia nuestro río: azúcares refinados, grasas trans, ultraprocesados y alcohol.
Estudios recientes publicados en la revista Nutrients han mostrado que una dieta rica en ultraprocesados se asocia a un mayor nivel de inflamación y disfunción del nervio vago.


 

Del otro lado de la balanza están los alimentos que limpian el cauce y permiten que fluya claro: frutas frescas, verduras de hoja verde, legumbres, semillas, frutos secos, pescados ricos en omega-3, especias naturales.
No se trata de prohibirse, sino de tomar conciencia: ¿qué pongo hoy en mi balanza interior?


🌱 El jardín de los sabores que despiertan el nervio vago

Los sabores amargos y ácidos tienen un efecto directo en la estimulación vagal. Piensa en rúcula, alcachofas, endivias, limón, jengibre, cúrcuma o romero. Al incluirlos en ensaladas o infusiones, no solo alimentamos el cuerpo: estamos sembrando semillas de calma en nuestro sistema nervioso.

 



☕️ Té verde: activación y serenidad en equilibrio

El té verde es fascinante porque combina dos fuerzas: la cafeína, que estimula la alerta, y la L-teanina, un aminoácido que promueve la relajación sin somnolencia. Estudios en Journal of Functional Foods muestran que esta combinación mejora la memoria de trabajo y disminuye la ansiedad.



Cada sorbo de té verde es una invitación a recordar que podemos estar activas sin dejar de estar serenas.


💧 Agua: el recurso olvidado en la escuela

El cuerpo docente a menudo se olvida de lo básico: beber agua. Una deshidratación leve puede afectar la memoria a corto plazo y la capacidad de atención (Harvard T.H. Chan School of Public Health, 2021).



Mantener una botella de agua cerca, y beber de forma consciente, no solo calma la sed: devuelve frescura a nuestro río interior y mejora nuestro tono vagal.


🌈 El arcoíris de alimentos reales

Cada elección saludable es como pintar el aula con un color nuevo:

  • Omega-3 en pescados azules y nueces.

  • Setas con beta-glucanos que fortalecen la inmunidad.

  • Lácteos fermentados (yogur, kéfir) que cuidan la microbiota intestinal.

  • Probióticos y prebióticos que favorecen la comunicación intestino-cerebro.

  • Pistachos y almendras que ayudan a regular el sistema nervioso.

     


La alimentación real —la que viene de la tierra, no de una fábrica— fortalece nuestro nervio vago y, con él, nuestra capacidad de enseñar desde la calma.


🌸 5 propuestas sencillas para maestros/as

  1. El agua como ritual de inicio.
    Comienza tu jornada en el aula con un vaso de agua con limón. Hazlo despacio, como una bienvenida al día.

    Y si le pones una pizca de sal, ya será espectacular la hidratación. 

  2. La ensalada amarga de mediodía.
    Incluye un puñado de hojas amargas (rúcula, endivia o escarola) en tu almuerzo. No es solo ensalada: es un bálsamo para tu nervio vago.

  3. Un té verde en la pausa.
    Sustituye un café de la tarde por té verde. Observa cómo te mantiene atenta pero más serena.

  4. Un snack real.
    Cambia la galleta industrial por un puñado de nueces o pistachos. Menos azúcar, más calma sostenida.

  5. El arcoíris semanal.
    Rétate a llenar tu plato con al menos 5 colores diferentes de frutas y verduras cada semana. Cada color aporta nutrientes que equilibran cuerpo y mente.


¿Y nuestros niños y niñas de infantil?

 

🌸 Propuestas para las familias

  1. La botella viajera.
    Incluir siempre agua en la mochila, no zumos industriales. El ejemplo cuenta más que mil palabras.

  2. Desayuno real.
    Sustituir galletas y bollería por fruta fresca, proteína animal o yogur natural.

  3. El domingo arcoíris.
    Cocinar juntos un plato con 5 colores diferentes de alimentos. Los niños participan eligiendo y probando.

  4. Infusiones compartidas.
    Crear un momento en familia por la tarde con té descafeinado, rooibos o manzanilla, sin pantallas, solo charla.

  5. La compra consciente.
    Hacer la lista de la compra juntos, priorizando alimentos frescos. Preguntar a los niños: “¿Qué fruta quieres llevar para el cole esta semana?”

     

Para finalizar, permitidme terminar con esta imagen: cuando vosotras maestras entráis al aula serenas, es como si trajerais una luz clara de serenidad a vuestros niños y niñas. Esa luz nace dentro, de vuestro río claro, de vuestro nervio cuidado.

 

Y cuando una familia cuida su mesa, está sembrando bienestar en los niños/as que serán los adultos del mañana.

Gracias por probar,
gracias por alimentarte de maravilla y,
con ello,
brillar en el mundo 🌸.


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